Fue
hace algo más de un año, en un escenario inundado de azul y hablando de libros
y gastronomía que Silvia me recomendó La Vida Simple
de Sylvain Tesson entre otros títulos que me anoté en el cuaderno de viaje. Éste
me hizo especial tilín, quizá porque estábamos constatando eso de la austeridad,
de vivir cada vez con menos cosas.
Tardé casi
tres meses en hacerme con él a tenor de la fecha que le coloqué en la primera
página. También anoté ahí la historia de su compra: Recomendado por Silvia. Al librero, David, le llama la atención. Nos
hacemos algunas recomendaciones. También me cuenta que acaba de dejar la
construcción después de catorce años. Lloró de alegría cuando hace dos semanas
le hicieron fijo en la librería.
Me
pareció valiente el atrevimiento que supone el dejar lo seguro y aventurarse
con un cambio de vida que en principio puede dar vértigo. Si escribí su
historia con final feliz fue porque una parte de mi llevaba instalada mucho tiempo
en el sentimiento de cambio y, aunque me alegré mucho por él, me dio envidia la osadía y el resultado de su decisión. Mi drama al respecto del mi
sentimiento de cambio es que nunca me dirige a ningún lado y se queda ahí, como
un ansia latente. Unos meses después me di cuenta de lo perjudicial que es
hacerle caso a un impulso tan indefinido que sólo me empuja a escapar, a
salir corriendo, a, como suele decirse, emprender huidas hacia adelante.
El
protagonista de la experiencia vivió seis meses en Siberia y yo tardé un par de
meses más en leerme el libro. Vergüenza me da admitirlo en redes sociales como
esta en las que la gente que escribe lee muchísimo. Yo llevo muchos meses sin
engancharme a una novela y ya dejé también hace tiempo los libros de crecimiento
personal.
En su
estancia a orillas del Baikal, Sylvain tuvo de vérselas con el invierno más
crudo de la Tierra ,
pescó su propia comida, taló madera para calentar su cabaña, se enfrentó
con los osos cuando entró la primavera, dio largas caminatas acompañado de sus
perros, bebió como un cosaco casi cada noche, fue abandonado por su novia… y se
enamoró de los matices que hacían que el escenario que se colaba a
través de su ventana nunca fuera igual al del día anterior.
Confieso
que me aburrí mortalmente con el libro1 pero por vergüenza torera
quise terminármelo y gracias a eso me topé con un pasaje bellísimo al final que
hizo que tantos meses de lectura hubieran merecido la pena. Es muy largo para
reproducirlo aquí pero en él Sylvain habla de la felicidad que se esconde en la
simpleza, en la no pretensión, en el silencio.
Si tan
poco me apasionó el libro, ¿por qué hablo de él? Estos días lo tengo muy
presente y es que yo también me he animado a retirarme. No me voy a la Taiga , no guardaré un rifle por
si vienen los osos a atacarme, no veré pasar las estaciones del año pues serán apenas cuatro días. Pero tampoco tengo ni agua corriente ni
electricidad y se trata del sitio más inhóspito que conozco, aquel del que
llevo huyendo desde que llegó a mí. Es el espacio físico que más me ha
angustiado, con el que más he dudado, el que siempre martillea mi cabeza y yo
sin poder concluir qué hacer con él. No traigo rifle, no, pero vengo con la
determinación de suavizar hostilidades. Ya no quiero sombras en mi ánimo.
Así
pues, inspirada por Sylvain Tesson y su Vida Simple, me dispongo yo también a
reflejar en un pequeño diario los pensamientos que me aborden aquí, en mi piso
del pueblo. Ése que compré por error hace ya seis años.
1 Pero no
es por él, soy yo.
Con el paso del tiempo siempre entendemos el motivo de nuestras decisiones. Nunca hay errores ni aciertos, todo es aprendizaje. Seguramente el vivir aislado nos proporcione unas experiencias increibles, y un gran conocimiento de nosotros. Pero creo que nuestro verdadero campo de aprendizaje es en compañia, con todas las situaciones que se generan y que nos sacan a golpes de nuestra zona de confor. Disfruta de tu experiencia. Yo soy adicta al aislamiento para asentar mis experoencias. Besos desde el Duero.
ResponderEliminarGracias, habitante de la cuenca del Duero!
EliminarEn lo sucesivo verás que el objetivo no era el aislamiento, aunque cierto es lo que dices, que el parar trae el asentamiento de otras experiencia.
Lo que viene siendo, quedarse en barbecho por un tiempo.
Besos!
Es imposible no sentirse reflejada en muchas de las lineas de tu escrituracurativa... Y según avanzo más creo me darás la solución... pero cuando acabo ....vuelvo a sentirme reflejada, en el mismo punto y con los mismos anhelos que al principio...eso si... Gracias... Ha sido un buen viaje !
ResponderEliminarSin saber bien a qué te refieres, ya te digo que solución no encontraras sea cual sea tu cuestión. Como mucho una idea, una experiencia diferente a la que tú tengas.
EliminarMuchas gracias!