Piensas que vas a tocar el timbre de la casa donde vive el mismísimo Belcebú...
- TOC TOC TOC…
¿Se puede?
- Si hombre,
pasa. Estás en tu casa.
- Uy, pero si
está vacío.
- ¿Algún
inconveniente?
- No pero es que
me extraña que aquí, justo aquí, no haya NADA.
- ¿Y qué
esperabas encontrar?
- No sé…
llegados a este punto, qué menos que estar cara a cara con alguna entidad
demoníaca, algún evento traumático…lo que sea que sirviera para echarle la culpa de le diera un mínimo sentido a
tantas ganas de huir de aquí. O a tanto miedo a entrar.
- Pues así
estamos y de hecho, esta voz que escuchas y escribes está puesta aposta para
que el post tenga sentido que si no, ni eso... Un páramo, vaya.
- Me dejas
helada porque traía un montón de preguntas y ahora no sé qué decir.
- Las puedes
formular, quizá te las respondes tú misma porque ya ves que aquí, más allá de
esta voz inventada, no hay nada, lo que se dice NADA. Bueno, ahora también
estás tú.
- Pues…, venía
con la intención de pedirle a Lo-Que-Fuera-Que-Hubiera-Habido-Aquí que dejara
de generar tanta angustia.
- Y ahora que ya
has visto el panorama, ¿qué te responderías?
- Ni idea…
- Venga, que te voy a echar un cable: digamos que has llegado a una especie de centro neurálgico de algo, ¿es
así?
- Puede, no sé.
Ya no me creo nada porque parece que aquí hay infinitos niveles, estancias… qué
sé yo. El interior de la psique es demasiado complejo para mí.
- En eso estamos
de acuerdo, pero el caso es que has llegado a una especie de zona cero dentro
de las infinitas que hay.
- ¿Cómo puedes
asegurarlo?
- Por la NADA , precisamente, símbolo
del centro de las cosas.
- No te
entiendo.
- Mira, sin
rodeos, has llegado a una estancia vacía dentro del edificio de la Soledad …
- Ya me temía yo
que…
- Déjame que te explique,
no me interrumpas. Efectivamente estamos en la planta de en medio y esta
estancia es la central. Sí, es el centro de la propia Soledad, un lugar al que
se accede de vez en cuando.
- Con demasiada
frecuencia, para mi gusto.
- No exageres,
anda, y déjame seguir. Al centro de la soledad, a esta estancia, normalmente se
llega de muy mala gana y buscando explicaciones. Cuando hay frustraciones o algo
no marcha como uno quisiera o cuando una etapa termina de forma inesperada, cuando
hay un desamor… uno se ve empujado a este edificio al que normalmente evita como si se tratara del motel de Psicosis. Pero el caso es que siempre, siempre
está ahí a su disposición.
- Me estás
tranquilizando muy poco…
- … Te decía que aquí
uno suele llegar asustado, o incluso cabreado, buscando algún responsable del
aparente caos que vive y claro, cuando entra ¿qué encuentra (valga la
pequeña aliteración)? Pues que en esta sala, en este centro neurálgico de la
soledad, no hay nada. O siendo más preciso, cuando uno llega solo está él mismo. Como tú
ahora.
- Obvio, pero…
- Espera un poco
más que estoy lanzada. El vacío, la NADA, es el principio de toda posibilidad;
es un agujero negro minúsculo pero que alberga una cantidad fabulosa de energía
potencial. Y sigo con las imágenes y metáforas grandilocuentes que veo que me
vas a interrumpir otra vez: puedes también representar esta NADA como el ojo de
un huracán donde reina la calma por más que en su periferia pueda ser
devastador.
- Me he perdido
con las metáforas, ¿te puedes explicar un poco mejor?
- Pues que en
esta sala, en el mismísimo Centro de la Soledad, te encuentras tú ¿es que no te ves? O, utilizando frases
hechas, es donde te puedes encontrar a ti misma (porque no hay ninguna otra
cosa que te despiste). Que por ser una habitación vacía lleva implícita toda
posibilidad: qué poca capacidad de movimiento y creación tendrías si la sala
hubiera estado repleta de muebles... En cuanto a ser "ojo del huracán", observa que mientras
sientas que el temporal continúa, este es el único lugar donde puedes estar a
salvo. ¡Ay de ti si sales ahora a arreglar lo que aún está volando por los
aires!
- Es muy bonito
lo que dices pero, ¿hay alguna forma de evitar el dolor mientras me refugio
aquí?
- Bueno, ahora ya
sabes que estar aquí no es tan malo. Eso consuela, en mi opinión. Pero sobre todo, el antídoto es la CONFIANZA. Y me refiero a una confianza en algo grande, en aquello que comanda procesos tan tremendos como un huracán… Ay sí, la
confianza en que todo pasará es el mejor de los bálsamos. ¿No lo sientes? Sólo hace
falta paciencia y mientras dura el tiempo de la paciencia, aprovecha la sala vacía para
cuidarte y descansar.
- Ya me voy
sintiendo mejor, la verdad. Una pregunta más… ¿Qué pasa después? ¿Qué
encontraré tras este espacio de paciencia y cuidado?
- Cuando el
huracán pase, encontrarás todo patas arriba probablemente. Puedes optar por
colocarlo como estaba o aprovechar el caos para hacer algo creativo con esa
realidad desordenada. Quizá puedas construirte una nueva, ¿quién sabe? Será tu
creación. La que quieras que sea. Y estará bien.
- ¿Sabes una
cosa, Voz-Inventada-De-La-Soledad? Aunque seas algo así como un demonio para mí, me has hablado con más cariño que otros monstruítos de por aquí que no me daban
tanto miedo.
- Jajaja, me
alegro. Considéralo como otro aprendizaje de hoy: no debes hacer mucho caso a
tus emociones.
- Lo intentaré…
Oye, ¿te vas a quedar un ratito más?
- No, me tengo
que ir ya. Está quedando un post demasiado largo…
- De acuerdo.
Bueno pues hasta la vista. Yo me quedaré guardando la sala… O, mejor dicho cuidándome.
Encontrándome. Dejando que todo pose.
... para darte cuenta que en realidad llamabas a las puertas del cielo.
Y que incluso era verdad aquello de que en el cielo los ángeles cantan bonitas tonadas.
Y que incluso era verdad aquello de que en el cielo los ángeles cantan bonitas tonadas.
Muy bonito!
ResponderEliminarGracias, Anónimo.
ResponderEliminarMe viene de perlitas este post!!
ResponderEliminarMe viene de perlitas este post!!
ResponderEliminar