A ver por donde
empiezo… siempre el mismo dilema.
Una vez más se
agolpa todo en la batidora de la mente y de vez en cuando me salpican ideas al
consciente, si es que el consciente es esa parte de la mente en donde puedo
analizar, diseccionar o simplemente presenciar lo que se cuece un poco más al fondo
de mi cerebro.
Quiero hablar de
física, ahí es ná. Pero de física aplicada
a la vida. O, más heavy-metal aun: de física cuántica aplicada a la vida. Toma
ya.
Amenazo con
mezclar conceptos que aprendí hace más de quince años, cuando aun contaba los
años por cursos, con otros conceptos ¿cómo llamarlos?, más… espirituales.
Teorías de mi
vida A y teorías de mi vida B mezcladas y cribadas por el filtro de mí. Con lo
que esto no será más que una interpretación y, como tal, absolutamente subjetiva
pero útil para el sujeto o sea, yo, que gracias a ponerse a ordenar sus
recovecos, va aprendiendo a vivir.
Resumiendo, voy
a revisar dos teorías que en su día estudié de la forma en que se estudia en la
carrera: metiendo con embudo conocimientos en la mente con el fin de que nos
dure hasta, al menos, la hora final del examen.
Dos teorías: El
Principio de Incertidumbre y la Dualidad
Onda Corpúsculo, arriesgándome con ello a que ni Perry Mason
quiera atender a estas letras que, por lo que me voy extendiendo en el
preámbulo, calculo que se alargarán en varios posts. ¿Que podría despacharlo en
un solo escrito?, tal vez sí, pero si estoy dispuesta a dar rodeos en forma de preámbulo
y, probablemente, de introducción a lo susodicho, esto no tiene más explicación
que la responsabilidad que el berenjenal me proporciona.
¿Que podría
pasar del tema y escribir otras cosas?... de esto ya dudo un poco más porque
pasados unos meses de la apertura de este blog, he observado que en el
mecanismo de elección de temas a exponer, yo ni pincho ni corto: soy una simple
ejecutora de algo más poderoso. Ese algo es una idea que se pone a parasitar en
mi cerebro durante días, o semanas, o meses. Y me dice: escribe sobre estoooooo. Y en cada cosa que hago me suelta una
frasecilla del hipotético escrito… sea o no publicado.
Así que ya puedes
imaginarte que las ideas que se plasmarán en esta serie venidera son de las que
tienen ocho tentáculos con ventosas. Y aparte de que lleven rondándome ya muchas
semanas, también son muy protestonas y se alteran muchísimo si escribo de otra
cosa o de otra idea que haya entrado con más ímpetu; generalmente esto es así
si la idea intrusa viene envuelta en una emoción intensa.
Los días
siguientes al escarceo bloguil por mi parte, las ideas parásitas abandonan su
apariencia pulpística y se ponen a
saltar a mi alrededor como niñas pequeñas, ansiosas porque les conceda un
tiempo y un cuerpo en forma de letras virtuales.
Así que ha
llegado el momento, y yo ya llevo un rato escribiendo sin decir nada… miedito
me da. Tengo que ordenar un ovillo desmadejado con varios cabos: electrones,
ondas, incertidumbres, vida, crecimiento personal, cuerpo, mente, espíritu… y
no tengo ni la más remota idea de qué significan exactamente todos esos
conceptos si los abordo por separado.
Me permito
escribir entre medias sobre cosas más livianas.
Te permito que
pases de todo esto, que bosteces a cada párrafo si es que al final se te ocurre
seguir este despropósito en ciernes.
Agradezco a
regañadientes, pero con amor, que Silvia me diera un empuje en uno de los
comentarios de su blog.
Me veo como una
parturienta que ya vislumbra al fondo la sala de partos, propiamente dicha.
Me veo, además,
dándole a esto una importancia y un boato que no tiene…
Pero tengo que
parirlo. Sin más preámbulo. Es la única manera de exorcizar ideas. De
despegarse pulpos del cerebro.
En eso consiste,
a mi entender, la escritura curativa.
PD.: Si crees
que te vas a animar a seguir esta sarta de paridas; si has llegado hasta aquí
con buen talante y fuerza neuronal; si crees que este y otros posts no serán
óbice para que continuemos nuestra relación de amistad / parentesco que
tenemos…te obsequio unos minutos de disfrute: una de las canciones que más (si
no la que más) me gustan de Antonio Vega. Dale al PLAY, please:
Al final vas a conseguir que lea y me guste leer. No dejes de hacerlo...gracias.
ResponderEliminarEso hay que agradecérselo a Antonio Vega.
EliminarPor cierto que, aunque tengo sospechas, no sé exactamente quién eres, persona anónima. Si hay siguiente vez, firma, por favor.
Muchas gracias a ti!
Huha, dale duro al corpúsculo! Yo también te empujé con amor, conste.
ResponderEliminarLo sé... y hay que seguir empujando pues...me está costando la continuación!: los corpúsculos son escurridizos!.
EliminarMuas