UBICACIÓN: Sala de Espera de Escritos en Ciernes.
- Venga, a ver a quién le toca ahora, que estamos en
racha.
- ¡A mi!
- ¡¿Qué?! NO, NO, NO… Me niego. No más escritos que
mezclan ciencia con lo etéreo. ¡NO! Quiero otro que tenga más que ver con lo
paisajístico de Nepal.
- Di lo que quieras, me toca a mí. Mira qué gordo
estoy: a punto de explotar.
- Que no, que quiero otro así descriptivo que me
evoque aquellas tierras.
- Ven y asoma un poco más la cabeza. Mira tus escritos
descriptivos: ahí echados a la siesta. Sin embargo, míranos a nosotros: los escritos
absurdos y los absurdo-científicos estamos que lo tiramos, peleándonos por
salir. Además, yo tengo que ver con Nepal, no me digas que no.
- Eso es verdad… pero entonces, si concedo ¿me
dejaréis que escriba otra cosa? ¿Algo diferente? Es que no quiero ser un
coñazo.
- ¿Coñazo? A ver, ¿tú para qué estás aquí?
- ¿Aquí? ¿Aquí en la Vida ? ¡¡No me digas que lo sabes!!
- Me refiero respecto al blog. Tú estás aquí para
desatascar esta sala. Para nada más. Si eres un coñazo, lo eres y punto-pelota.
Así que enciende el ordenador y sácame guapo
- Joder con los escritos en ciernes…
Primero un
flashback
Ciudad Real,
parque del Torreón. Fecha indefinida entre 1998 y 2000. Varios estudiantes de
Ingeniería Química están sentados en corro alrededor de un barreño de calimotxo
contribuyendo con ello a la distinción y estética de la ciudad.
También a la educación de los niños que a esas horas salen del colegio.
Uno de los
estudiantes, sexo femenino para más señas, se aprovecha del hermanamiento del
momento y del burbujeo con el que el exquisito cóctel cosquillea en sus sienes
para abrir su corazón y, esperando
complicidades, preguntar al resto: - ¿Pero de verdad vosotros os veis
trabajando en una planta química?-
- Si- contestan
casi al unísono la mayoría. Los que no han contestado verbalmente cabecean de
arriba abajo.
Sin más, la
conversación vira a la práctica de alguno de tantos juegos que suelen acompañar
a tal escena etílica. Quizá el Un Limón-
Medio Limón. Quizá Los Marcianitos.
Qué más da.
A continuación, el
tiempo actual
Poco imaginaba
yo en mis años de estudiante que lo aprendido en la carrera me iba a influir de
esta manera.
El caso es que
desde poco después de la apertura de este blog cuando comencé a enrollarme con la Física Cuántica y la Vida , me iba sorprendiendo de
cómo la ciencia me sirve para explicarme procesos que aparentemente nada tienen
que ver con teoremas o leyes físicas y químicas.
Y no es que esta
tendencia sólo me afecte en mi vida cotidiana, no. Es que se ha venido conmigo
a Nepal.
Como ya me he
comido mucho espacio con la dichosa introducción voy a tratar de ser breve y a
ir, sin más dilación, al desarrollo del asalto que la ciencia tuvo a bien
obsequiarme por entre las montañas del Valle de Pokhara.
El
escrito
Cuando estás en
tu rutina te apañas, crees que te conoces. Sabes que, más o menos, después de
A, toca B y luego C. Y tu cuerpo se ha hecho a eso. Y tus actos han horadado
una senda de costumbre que poco invita a la sorpresa. Existen incomodidades: hay
cosas por hacer dentro de ti pero el hábito pesa y mantiene a raya eso que te
incomoda, dejando que salga sólo de cuando en cuando. Y así vas manejándote.
Salir de la
rutina es excitante pero también tiene sus riesgos. Te imaginas pletórica en
todos los momentos que dure el periplo. Pero resulta que allá donde vayas va también
tu incomodidad latente. La piedra en el zapato. Los fantasmillas de una que,
sin rutina que los cerque, pueden descontrolarse y hacer que te sientas
confundida. De repente buscas a esa persona que estás acostumbrada a ser y no la
encuentras. Los fantasmas han tomado el poder. Y los quieres espantar pero no
sabes ni cómo.
En efecto, mi
mochila venía cargada de unos cuantos de esos fantasmillas que me hacen
tropezar y cuestionarme cosas profundas de vez en cuando. Me tocó negociar y
lidiar con ellos. Llegamos a un consenso incluso. Pero preguntándome a mi misma
el porqué de tan inoportuna visita cuando menos lo esperaba, el silencio y la
concentración del lluvioso segundo día de senderismo provocó el advenimiento de
la revelación que respondió a tal cuestión, dándole mayor empaque a la anterior
reflexión sobre la rutina y sus cercos. La respuesta venía envuelta en ciencia
y me remitía a La Ley De Los Gases Ideales.
Esta ley viene a
decir que cuando
la materia está en estado gaseoso su volumen se relaciona directamente con la
temperatura e indirectamente, con la presión. Y se acompaña de una
ecuación que mi benevolencia ha considerado innecesario transcribir.
Imaginamos un
globo, ¿recuerdas lo que te llamaba la atención en tu infancia cuando se
hinchaba si lo dejabas al sol? El gas que tiene dentro al aumentar la
temperatura, ha expandido su volumen.
El mismo globo
al apretarlo, esto es, si aumentamos la presión, no tiene otro remedio que
menguar y disminuir su volumen. De igual forma si aflojamos la presión el gas
se expande.
Volvamos a Nepal.
Y en concreto a tal día de silencio e introspección.
Mientras
caminaba a unos dos mil metros de altitud se me ocurrió que a la inmaterialidad
de mis fantasmas les podría aplicar una cualidad gaseosa ya que aunque no
pudiera ni tocarlos ni verlos, los sentía. Como le pasa al viento. Los
visualicé colándose entre mis intersticios, inmiscuyéndose en mis procesos
metabólicos, entorpeciendo mis funciones vitales. Y mis fantasmas se
reprodujeron dentro y gestaron emociones, también hechas de gas. Y fue así como
parieron un vapor de tristeza que se amarraba a mi válvula mitral; convencieron
al miedo para que se hiciera okupa en mis glándulas suprarrenales; giraron muy
fuerte para que un huracán de ira succionara la bilis directamente de mi hígado
y modelaron bocanadas de obsesiones para que se parapetaran justo en la puerta
que daba acceso a mi estómago.
Estaba llena de
burbujas.
Si estás llena
de burbujas fantasmales y subes por las montañas, ir cada vez más alto
significa que gradualmente hay menos atmósfera sobre tu cabeza. Si hay menos
cantidad de atmósfera sobre tu cabeza, hay menos presión sobre ti y al haber
menos presión sobre tí…los gases ideales y los fantasmas se expanden. Y en
concreto, según mis estudios, la expansión de los fantasmas emocionales implica
que incluso sobresalgan de tu cuerpo de tal forma que podrás verlos delante de
ti. Ahí, desnudos. O en ropa interior roja si es nochevieja.
Pero ¿sabes?
Cuando un gas se expande es aun más ligero. Lo mismo le pasa a esos
fantasmillas. Y pierden poder. Es entonces el momento en el que tienes que
aprovechar para negociar. Para atreverte con ellos. Quizá hasta es posible que
intiméis y te cuenten de dónde vienen y qué hacen dentro de ti.
Yo te aconsejo
que por más que tus fantasmas te hayan incomodado en tu vida, no seas demasiado
duro con ellos. Una vez fuera de ti, dales la mano y haz que te acompañen.
Pregúntales lo que se te ocurra. Verás que en el fondo son entidades muy
inocentes que estaban un poco confundidas.
Una vez
descubierto, ¿qué ocurre con el fantasma? ¿Se va totalmente? No, no se va del
todo. Pero dentro de ti, y cuando hayas vuelto a tu estado habitual, se habrá vuelto pudoroso. Quizá hasta un aliado. Y te
dará toquecitos suaves cuando vea que lo necesitas para que no te descuides y recuerdes lo que te enseñó.
Pero, un momento, que no
hace falta irse a Nepal para ver a tus fantasmas si es que quieres hacerlo. Lo
mío ya te digo que fue algo completamente inesperado. Pero aprendí allí que lo
que hay que hacer para mirarlos a la cara y dejarlos libres poco a poco es ir
disminuyendo la presión que ejercen los prejuicios, las ideas preconcebidas, la
autoimagen, el qué dirán. El miedo. Esa será la única manera para que tus
fantasmas, igual que los gases ideales en plena expansión, se abran paso y te
vayan dejando cada vez más ligero de equipaje.
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También aquel día tuvo banda sonora y, aunque el tam-tam de la lluvia sobre mi capucha podría haberme remitido a ritmos africanos, en mi cabeza resonaba esta canción. Conforme ascendía mi mochila seguía manteniendo su peso pero mi equipaje se iba volviendo más y más ligero.
Los fantasmillas en ropa interior roja...ahí es ná!!!
ResponderEliminarCualquier arma es buena para quitarles poder.
EliminarEn cualquier caso, tengo sobradas razones para que esa imagen me viniera a la cabeza...
Kisses!
Me encanta!!!! Cada vez mejor...t superas en cada escritura curativa.
ResponderEliminarMil besos.
Muchas gracias, persona anónima!!
EliminarSi subo a la Atalaya, puede valer??
ResponderEliminarMe remito al último párrafo: si ves que la altura de nuestra cumbre capitalina no es suficiente, elimina prejuicios, etc., si es que sospechas que tienes habitantes dentro.
EliminarSi subo a la Atalaya, puede valer??
ResponderEliminarPues eso...
EliminarCuriosa teoría, esa de los fantasmas gaseosos creando burbujas: daría para un buen libraco en plan novela de realismo mágico, o algo así.
ResponderEliminarY totalmente de acuerdo en tu razonamiento sobre la conveniencia de encararse con los fantasmas en Nepal o donde sea, porque en realidad no es otra cosa que encararse con uno mismo. Bajo esa perspectiva, ser benévolos con ellos no es otra cosa más que la autoaceptación, algo tan necesario para seguir adelante.
Curiosas teorías, sí señor.
Así es, Paseante!
EliminarLo del libraco... quién sabe. Lo que sí pensaba el otro día es que que si juntara todos estos posts plagados de desvaríos, al menos me daría para una tesis. A ver en qué universidad de lo absurdo podría presentarla.
Gracias!