Es importante, es muy importante…
Si hubiera
leído siquiera el inicio de Alicia se habría reído de sus propios pensamientos,
de su prisa y de la importancia que se estaba dando.
Pero, pardiez,
¡es que sí que era muy importante! Y no sólo ella, sino que toda la creación lo
sabía.
A pesar de
contar con un poco de ayuda, había puesto todo de su parte. Se había
concentrado mucho y aunque las condiciones no eran demasiado propicias (ella
habría preferido un espacio un poco más abierto para crecer, esa es la verdad),
se aplicó aquello que sus mayores le habían recordado: que en cualquier sitio
se puede encontrar un hálito de vida y que había que aprovecharlo.
Aún anda con la
resaca de sensaciones que le produjo la eclosión. Por más que lo había
imaginado no encontró nada que se le pareciera en lo que llevaba de vida.
Por eso hoy
luce orgullosa sus flores y poco importa si al lado pasan coches con las
ventanillas bajadas y música estridente; da lo mismo si son pocos los que se
fijan en ella, aún tan chiquita. Si fuera humana podría ver su sonrisa y tal
vez un poquito de rubor adolescente. Es poquita cosa pero es que no hay quien se esconda
del todo en su primera primavera.
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