- Anda hija,
coge el peine y tápame un poco las calvas- me dice cansada, intentando
atusarse con mano temblorosa la raquítica cabellera blanca a la que ya casi no
se alcanza.
Yo me levanto
de la silla en la que, diligentemente, cumplo mi rol de acompañante a turnos el
tiempo que dure este nuevo ingreso.
Y mientras
busco en su sencilla bolsa de aseo el peine de bebé que ahora usa, se me antoja
que nunca esa palabra, en una frase, ha interpretado papel más digno.
Lo mismo pienso de este post tuyo.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias!.
EliminarOtro beso
La persona má buena eres...Que es lo mejor que se puede decir de una persona.
ResponderEliminarRubor en mis mejillas... ¡gracias mil!.
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