viernes, 7 de marzo de 2014

Conversaciones Internas. Liberando a Cari (I)

- Pssst, pssst, oye Cari venga despierta, ya puedes salir-.
- ¿Qué?, ¿cómo?, ¿“Cari”?,…¿yo?-.
- Si, si, tú. Anda, ve saliendo que ya llevas mucho tiempo ahí-.
- Pero ¿dónde estoy?-.
- No te asustes, tranquila. Estás ahí, en mi mente… bueno, más bien emparedada en mi mente-.
- ¡No te veo!, ¡no sé quién me habla!. ¿De dónde tengo que salir?...y ¿cómo salgo?-.
- Vale te dejo un tiempito de adaptación. Es normal: llevas mucho tiempo sin hablar con nadie y sin que nadie te hable. Tranquila, ya te iré contando. Mientras tanto voy a ir levantando este pliegue y ya verás como ves pronto la luz. Ten cuidado y abre los ojos despacito, no sea que te vayas a cegar (o lo que quiera que os pase a las entidades acorpóreas)-.
- ¡Pero es que estoy pegada, me cuesta trabajo moverme!-.
- No te preocupes, iremos poco a poco. Es que estás en un sitio de difícil acceso. Mira, normalmente las entidades mentales pasáis por un habitáculo a veces resbaladizo y a veces no, dependiendo de las circunstancias. Es algo parecido a un tubo o por lo menos así me lo imagino yo. Pues bien, podría decirte que estás incrustada dentro de las paredes de tubo, al que yo llamo “mente”-.
- Ah ¿si?-.
- Claro, y ahí no llega bien la luz por eso te quedaste dormida y llevas tanto tiempo sin moverte. Digamos que…estabas estancada-.
- Y ¿como he llegado hasta aquí?-.
- El cómo no lo sé, pero fue hace mucho tiempo, de eso estoy segura-.
- Bueno, por lo menos aquí no habré molestado a nadie, ¿no?-.
- Esto… ejem, si estuvieras donde yo estoy te reirías cuando te dijera que la has liado parda pero, para entendernos, te puedo adelantar que por estar emparedada cambiaste la estructura del habitáculo y digamos que no dejabas muy bien que cada idea se colocara en su sitio: algunas no podían ni pasar; otras, nada más entrar, se ponían patas arriba y me daban una información completamente contraria a la que traían, a veces chocaban entre ellas impidiéndose el paso y algunas, mucho más pegajosas y oscuras, se iban hacinando apoyadas en la deformidad que provocabas haciendo que el habitáculo o, bueno, mi mente no estuviera demasiado clara…, por contarte algunos ejemplos-.
- ¡Ostras!, ¿todo eso?. ¿Y por qué no me has avisado antes?, yo…yo estaba dormida, no me daba cuenta-.
- Bueno, no creas que era fácil avisarte. Ni siquiera era fácil saber que estabas. Las ideas se han ido acostumbrando a su habitáculo-tubo-mente y se las han arreglado con todas esas dificultades. Ahora sabemos que había caos y que eso sólo creaba confusión pero pensábamos que era cosa de la mente: que era así. Últimamente las paredes se han ido ablandando, te has movido sin querer y unas cuantas ideas avispadas que ya llevaban tiempo advirtiendo en voz bajita que algo pasaba, me dieron la pista de que tendrías que estar ahí, como así ha sido…¿Qué tal?, ¿ya vas saliendo?-.
- Uf…si, cuesta un poco, se me ha quedado enganchada una imagen del pasado y con la atrofia que arrastro, no tengo mucha movilidad pero el paradigma de consecuencias ya está casi fuera-.
- Muy bien, quizá hoy no podamos sacarte del todo pero estamos dando un buen paso. Ahora tenemos que alisar poco a poco el hueco que vas dejando. Eso sí, te pediría el favor que salieras entera, que no dejaras ningún resto entre las paredes-.
- Si, si, no te preocupes. Es lo menos que podía hacer después de tanto destrozo-.
- Muchas gracias-.
- Una cosilla más: quería decirte que lo siento mucho-.
- Estás disculpada pero gracias por decírmelo… Además, fue cosa mía no tener bien consolidada la estructura ni rematar bien los pliegues antes de que llegaras-.

2 comentarios:

  1. Vaya mente wena que tienes moza...dentro de ná te veo escribiendo bestseller´s a to meter, jajaja...un besico.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, tú que me lees con buenos ojos... en cuanto a lo de la mente...morralla na más, como ilustra esta misma entrada. Besicos for you

    ResponderEliminar

Comenta algo si te apetece: