viernes, 23 de mayo de 2014

Detective Gaviota

Siento decirte que a mi no me has engañado, por más que trataras de esconderte bajo el anonimato de la homogeneidad de los de tu especie.
Quizá unos ojos menos entrenados habrían pasado por alto esos gestos que te iban delatando a medida que pasaban los días, pero, ¡ah!, llámame avispada… Llámame sagaz o listilla, incluso. Yo sabía todo el rato que eras tú pero no quería darte el gusto de descubrirte y me di al deleite de la observación disimulada de tus acercamientos. La cazadora cazada has sido. Já.
Aunque fue todo un proceso, claro. No ha sido nada fácil.

Admito que la primera vez que te vi para mí eras una más. Quizá un poco más bonita y más clara que otras que ya había visto antes, pero es que todo en esa isla se refina y adecenta. También las gaviotas. Te hice esta foto por puro graciosa que me pareciste, con esos temerosos acercamientos, mirando de reojo lo que me parecía, ingenua de mí, la búsqueda de alguna migaja de los bocadillos que no llevábamos. Pero ahí seguías tú, estampando huellas de patitas alrededor, mientras que nosotras nos poníamos al día con más facilidad de la esperada para el que espera que varios años de por medio pueden hacer que dos personas sean ajenas.
Cuando nos despedimos de la arena y del primer contacto con las aguas de cristal cometiste el error que me mantuvo en guardia: tu susto repentino cuando sacudimos las toallas. Probablemente te habías despistado hincándole el pico a algún suculento manjar macro-gaviótico y te pilló desprevenida nuestro levantamiento. Te azoraste un poco y levantaste el vuelo, pero vi como volvías un poco la cabeza desde el cielo.
No dije nada por si acaso; por no parecer una loca y también para que la paz que se iba depositando despacito en los pocos huecos que entonces dejaba la masa informe de nuestros asuntos cotidianos, fuera aclarando emociones e ideas. Además, aún tenía que confirmar lo que hasta entonces sólo era una pequeña sospecha.
Reconozco que tu trabajo ha estado muy bien hecho, que conste, porque si nos has seguido mientras rodábamos con las bicis en busca de una playa más bonita que la del día anterior, o cuando casi cada tarde degustábamos nuestra porción de tarta y cafetito, yo no me he enterado. Confieso que era en esos momentos cuando me parecía todo esto una locura, lo de la sospecha que te decía. Pero fue entonces cuando llegamos aquí:
Y mientras que nos restregábamos los ojos por si acaso este paisaje fuera producto del photoshop, nos mandaste a uno de tus compinches bajo la apariencia de turista uruguayo. Muy hábil, sí señor. Te aplaudo la estrategia. Me lo creí al principio porque mi costumbre inicial no es desconfiar y más cuando alguien se ofrece amablemente a hacerte una fotografía, pero chica, elige mejor la próxima vez. Elige a alguien que hable menos o que disimule mejor… porque cuando se le escapó su cambio de profesión de bombero a policía, nosotras, maldita sea, ya habíamos desvelado nuestros lugares de procedencia,  pero ese dato suyo fue la clave para buscarte con disimulo y hallarte ahí, a pocos metros de donde estábamos, preparando tu vuelo. O tu escapada.
Un poco bruscamente, despaché al sujeto con la excusa de la hora de comer y fuimos a ocultarnos a la parte rocosa de la playa. Allí animé al resto a que se untara los barros de la isla para mimetizarse con el terreno mientras yo me quedaba vigilando. Jugaría al despiste porque sabía que tus ojos, menos desarrollados que los míos, buscarían a tres personas y sólo se toparían con una de esas tantas solitarias que van allí para encontrarse a si mismas.
Aunque no te preocupes, que seguí guardándote el secreto. Y el resto de los días que allí estuvimos, también. Pero el objetivo de mi viaje cambió y entonces, en nuestras salidas, lo único que quería era cazarte. Escribiría un informe y se lo pasaría al único organismo administrativo gaviotil que conozco. Por desagravio, por acecho, por espía. Por cotilla.
Pero eres rápida. Mucho. Jamás imaginé que un animal que no destaca por su grácil vuelo fuera tan esquivo. Te disparé muchas veces aparentando la búsqueda de la horizontalidad que últimamente nos obsesiona a mí y a mi cámara, pero cuando escudriñaba las pocas pulgadas de pantalla sólo encontraba vacío de ti en mis imágenes.
Entonces fue ahí cuando entendí tu trabajo.
Analizando las fotos que iba tomando comprendí que era imposible no enamorarse de tantos tonos de azul. Que por más que ya conociera tu territorio, no dejaba de maravillarme ese horizonte tan limpio, esa naturaleza modesta que sin grandes alharacas le deja todo el protagonismo al mar; ese silencio en los caminos apenas roto por el ruido de la cadena de nuestras bicis y de algún motor ocasional.
Y comprendí que cada nueva visita a la isla debe ser vigilada en pos del mantenimiento de su encanto y que tú y otros como tú sois los responsables de aquella cosa que decimos los que llegamos: “es que la isla a mi me trata muy bien” o “si la isla no te quiere, te echa”.
Comprendí, si. Rompí la idea del informe y el malestar abandonó mi estómago dejando paso a un sentimiento parecido a la humildad, a la sumisión incluso. Porque de repente no me sentí digna de aquel lugar; no al menos de invadirlo, de modificarlo, de llenarlo de mi personaje.
Y sí de escucharlo, de sentirlo, de no perturbarlo más que con la risa. De volverme transparente con él.
Es así como al otro lado de la isla devolví la piedra en forma de corazón que usurpé hace unos meses para llevarme un recuerdo. Porque no era mía. No quería contribuir al desgaste de ese paisaje tan puro.
Me calmé y volví a sentir, no a ver, no a almacenar paisajes, no a tachar de la lista los lugares visitados. Y solté. Y la isla o tú misma, o quienquiera que se ocupe de eso me lo devolvió en forma de más risas, de viento a favor, de cobijo los días en que el fresco era algo más que eso, de abrazos, de acogida, de complicidades, de gente buena… de sentirme parte de aquel lugar.
Al dejar de perseguirte, volviste a mostrarte y esta vez ya dudo de si fue porque yo me relajé o porque pasamos tu prueba. El caso es que ya no era difícil que aparecieras en mis fotos y que te pusieras a tiro una y otra vez, posando o quizá alardeando de tu libertad mientras que nosotras sólo podíamos rozarla si nos acercábamos hasta el borde de las rocas.
Ya he vuelto al lugar al que llamo “mi casa” y esta vez tampoco me ha hecho falta construir la torre de piedras con la que casi todos los turistas siembran los acantilados como promesa de vuelta. Porque sé que voy a volver. E intentaré de nuevo que mi visita perturbe lo menos posible vuestra armonía.
La próxima vez que vaya hazme saber si no está siendo así, Detective Gaviota.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Conversaciones Internas. La Bestia Parda (o Batalla Estresante)

- ¡Eh tú!, vale ya ¿no?-.
- GRRRAAAAUUUUUUAAAAAAAA…-.
- Ehh, Eeeeeeehhhhhhh, TÚÚÚÚÚ, ¡¡¡¡ESTRÉÉÉÉÉÉSSSSS!!!!-.
Aquí, el amigo Estrés
- GGGRRRRRUUUUUUUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAA, ¿Quién hablaaaaa?-.
- Yo, aquí…aquí abajo. Al lado de tu garra pequeña del pie-.
- ¿¿Tú??, ¿Túúúú?, ¿Tú, cosa chica, osas perturbar el ejercicio de mi bestialidad??, muaja, muajajaja, muajajajajaja, MUAJAJAJAJAJAJAJA-.
- Si, yo oso, digo… oso, yo. Esto…osea, yo. JOER, ¡si!, ¡yo!, ¿qué pasa?-.
- ¡Pero si cabes en el hueco de una de las uñas de mis garrazas!, JAJAJAJAJA… qué absurda pequeñez eres al lado de mi bestiaja grandiosidad, ¡GRUUAAAAARRRRHHH!-.
- ¡¡Pues aquí donde me ves tan pequeña, vengo a decirte que sé como vencerte!!, ¡dejarás de presionarme el pecho y podré dormir tranquila esta noche porque lo digo yo!, ¡HOMBRE YA!-.
- ¿Y cómo lo vas a hacer, chiquitusi?-.
- Pues, esto… ¡¡¡pienso meditar en silencio hasta que te fundas!!!!-.
- JAJAJAJAJA, pues anda que no es viejo el truco-.
- Glubs-.
- Pero, mira, hoy me pillas de buenas y me apetece jugar un rato. ¿Qué te parece si nos batimos en duelo?. Tú utiliza tus armas, y yo las mías. Será un duelo a muerte momentánea. Si ganas, irremediablemente me iré de ti por un tiempo: no soporto los entornos pacíficos anclados en ese petulante y sobrevalorado momento presente. Si gano yo, me quedaré en tu pecho de forma indefinida alimentándome de tu tiempo y bloqueando tus actos-.
- ¿Más que ahora?, pero si es lo que estás haciendo!!-.
- Pues lo mismo pero peor, juajuajuajuajua-.
- Pues mira, acepto. Tengo que correr el riesgo porque de otra manera ya sé lo que me espera-.
- ¿Te parece bien tres asaltos, así, tipo boxeo?-.
- Venga, vale. Y en cada asalto presentamos nuestras armas y …-.
- Déjate de rollos, que no somos los Caballeros del Zodiaco… Que empiece ya EL PRIMER ASALTO-.
- ¡¡ADELANTE, MEDITACIÓN EN SILENCIO!!... […], […], […], […]
- ¡¡ADELANTE, TRABAJOS PENDIENTES DE TU VIDA “A”!: Tienes que acabar los informes de calidad, las tropecientas hojas Excel antes de que acabe Mayo y ¡has cogido una semana de vacaciones!…,
[…], […], mmm, […], pfff, […]...
…preparar la reunión de finales de mes con su presentación, tener …los… análisis… al día…, se te ha… olvidado… pedir cita… para la renta…-.
- PARA, para, PARA, para, PARA, para, PARA, para…-.
- Uf, esa meditación ha sido poderosa, ¿eh?. Te felicito-.
- Pues tú has dado donde más duele. Pero venga que me he animado, ahora me toca a mí dar la salida al SEGUNDO ASALTO… ¡¡ADELANTE RESPIRACIÓN YÓGUICA ABDOMINAL!!: [inhaaaaaaaaloooo]-[exhaaaaaaaaalo], [inhaaaaaaaaloooo]-[exhaaaaaaaaalo]…-.
- ¡ADELANTE, PREPARATIVOS SIN HACER DEL VIAJE DE LA SEMANA QUE VIENE!: Tienes que ir a comprar el repelente de mosquitos, tienes que sacar la ropa de verano, tienes que dejar la casa medianamente arreglada…-.
[Inhaaaaaaaaloooo]-[exhaaaaaaaaalo], [inhaaaaaaaaloooo]-[exhaaaaaaaaalo], (ay madre qué agobio), [inhaaaaaaaaloooo]-[exhaaaaaaaaalo]…-.
- Tienes que lavar la ropa, tienes que buscar el bikini, que…no…se te olvide… la tarjeta… de embarque…, regar las plantas…, ¡¡¡y (Dios mío, no puedo más) sólo tienes… tiempo… para hacer… la maleta… el viernes por la… tarde!!!-.
- Para un poco, SI, PARA, para, PARA, para, PARA, para…-.
- Santo cielo, pensaba que no podría aguantar más, ¡has hecho que volviera el dolor en el pecho!-.
- ¿Y tú?, ¡¡he menguado dos veces mi tamaño!!. Eres una contrincante más fuerte de lo que pensaba!. Bueno, hemos llegado al último y definitivo asalto, ¿seguimos, no?-.
- Me quedan pocas fuerzas, pero sí, hay que seguir con el…¡¡ÚLTIMO ASALTO!!-.
- ¡¡ADELANTE, RELATOS QUE TIENES EN COLA!!-.
- ¡¡ADELANTE, RESPIRACIÓN DE FUEGO ULTRARRÁPIDA!!: [inh]-[exh]-[inh]-[exh]-[inh]-exh]-[inh]-[exh]-[inh]-[exh]-[inh]-[exh]-[inh]-[exh]-[inh]-[exh]…-.
- Con lo que dices que te gusta esto y no eres capaz de terminar el relato del gato,  el relato de los globos, el del postureo…-.
[Inh]-[exh]-[inh]-[exh]-, no…[inh]-[exh]-[inh]-, puedooo, [exh]-[inh]-[exh]-[inh]-[exh]…-.
- …el de las fotos… comparadas, (ahhhhhh, un- poco más), el del… equilibrio, el… del …hombrecillo...-.
- ¡PARA, POR FAVOR, no sigas por ahí!-.
- Menos…mal…que…has…parado... de...respirar...así. Creo que… deberíamos …dejarlo, quizá… podríamos vivir… juntos, ¿no?.
- De eso nada, Estrés. Además, siento decirte que no he sido del todo legal y guardo un as en la manga. Un arma letal contra ti-.
- ¿A qué te refieres?... si ya estoy muy pequeño y manejable. Podríamos vivir razonablemente bien-.
- De eso nada, prepárate para el golpe de gracia: ESTOY ESCRIBIENDO ESTO EN EL BLOG- .
- ¡NOOOOOOOOOOOO!, eso es muy doloroso…creo que muero…Vuelve la calma a tu cuerpo…abandono tu pecho…pero…déjame…decirte… que, entonces,… mientras …escribías …estas… patrañas…, has… dejado… de… hacer… todo… lo… demás.
¡MIERDA!.

NOTA: El bichejo de la foto lo he sacado de: http://inciclopedia.wikia.com/wiki/Archivo:Monstruo_Bonito.gif (por si las moscas)

lunes, 5 de mayo de 2014

Conversaciones Internas. Liberando a Cari (III and final)

- Jo, cuando tiempo sin venir, espero que no sea demasiado tarde…¡Cari!, ¡Cari!, ¿estás por aquí?, ¿¡Cariiiiiii!?-.
Fiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu, Fiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
(Imagínese el lector que está atravesando un túnel y que el sonido de una estela pasa por delante de la conciencia de nuestra protagonista formando bucles, alejándose y acercándose, arriba y abajo, delante y detrás...).
- ¡Eooooooooo!. ¡Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa!-. Fiuuuuuuuuuuuuuuu. Fiuuuuuuuuuuuuuu. -¿Qué taaaaaaaallll?-.
(Imagínese el lector que esa estela se sigue moviendo a la par que emite las palabras antedichas).
- ¿Cari?, ¿Eres tú?... Uf, ¿puedes parar un poco?. Y aunque no seas Cari, ¿podrías ir un poco más lento?, es que me estás mareando-.
Fiuuuuuuuuuuuuuuuuu, Fiuuuuuuuu, Fiuuuuuu, Fiuuu, Fiu…Fi.
(Imagínese el lector que esos bucles generados por la estela van tornando poco a poco a balanceos en forma de semicírculos a lo ancho del túnel en el que nos encontramos. A la vez que esto sucede, una imagen delante de las narices de nuestra conciencia protagonista se va definiendo como la originaria de tal algarabía. Se trata de algo parecido a esto):
  Si, es Frozono, de los Increíbles. Lo más próximo que he encontrado para representar a la entidad acorpórea co-protagonista de la historia en esta tercera y última entrega.

- ¡¡¿Cari?!!-.
- Jeje. Si soy yo. Bueno, así me llamas. O así me llamabas. ¿Dónde has estado?. ¡Estaba a punto de irme!-.
- ¡Madre mía!, espera un poco. Necesito tiempo para que se me pase el estado ojiplático en el que me encuentro. ¡Estoy impresionada!, ¡pero cómo has cambiado!. Es que no lo puedo creer, ¡pero si cuando te vi por primera vez casi no podías moverte!...-.

Imagínese el lector que en el primer capítulo de esta trilogía una cosa así, pero en negro, era lo que estaba encajado en la pared mental

- …Y fíjate que cuando nos encontramos después ya me parecía que habías avanzado muchísimo:
Vuélvase a imaginar, Lector, que este tierno personaje de su infancia, pero sin bolicas de oxígeno detrás y de color marrón-verdoso, era Cari en el segundo encuentro… ¿usted no se impresionaría con el cambio?.

- Tengo que darte la enhorabuena, Cari, has trabajado muchísimo. Te mereces estar así de ágil, claro que sí-.
- ¡Muchas gracias!. He entrenado un montón, la verdad, y es que también ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. ¿Me vas a decir donde has estado?.
-Pues yo seguía por aquí, pero he tenido que ir a otras secciones. Me moví un tiempo en torno a la Pena y estuve trabajando con ella. Me ayudó mucho a comprender cosas que no me corresponde explicarte ahora. Y después, bueno, después he estado atareada con otra entidad prima lejana tuya que se llama Estrés… no te juntes nunca con ella.
- ¿Estrés?, me suena. Por aquí empezaron a nombrarla hace un tiempo. Debe ser una cosa muy maligna, ¿no?.
- Lo es, lo es.
- Al mismo tiempo que se empezaba a hablar de ella, comenzaron los atascos por el tubo. Llegaban muchísimas ideas pero eran muy raras. Se agitaban mucho, eran muy temerosas, no consolidaban…solo iban y venían. Eran siempre las mismas, muchas, pero entraban y salían todo el rato. Y a los que estábamos aquí se nos dificultaba el movimiento. No podía entrenar tanto como antes pero menos mal que ya estaba así de atlético. Mis entrenadoras al principio se preocuparon por si retrocedía en mi evolución, pero ya ves que no. ¡Estoy hecho un toro!.
- Jajaja, vaya expresión. Imagino que te habrá dado tiempo a circular por la estructura sociocultural, si no, no me lo explico.
- ¡Si!, tal y como estoy ahora, he podido explorar casi toda la mente, pero una vez que ya lo he visto todo por aquí, creo que es momento de irme.
-Yo también te veo preparado. Y me alegro que te lo tomes tan bien.
-Claro, ¿de qué otra manera si no?-.
- Bueno Cari, gracias por este tiempo que hemos estado juntos. No podría decirte que ha sido fácil pero he aprendido muchísimo contigo.
- Muchas gracias, aunque no sé qué habrás podido aprender. Lo que sé es que me da un poco de pena despedirme de ti-.
- No te preocupes. Estoy segura que volverás, pero ya nada será igual. Probablemente tú vengas distinto y yo ya he aprendido a reconocerte y sé que no es bueno para ninguno de los dos que te quedes mucho tiempo.
- Como siempre, no te entiendo del todo pero bueno, yo voy a lo mío. Vas a ver de primera mano cómo se ponen en marcha mis mecanismos avanzados de fluidez. ¿Preparada?. A la de una, a la de dos y a la de… ¡tres!-
Fi, fiu, fiuuuuu, fiuuuuuuuu, fiuuuuuuuuuuuuuu, fiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
(Imagínese el lector a la entidad representada, poco a poco desvaneciéndose en su propia estela).
- ¡Me voyyyyyyy, hasta la vistaaaaa!-.
- ¡Buen viajeeeee, Cariiiii!-
- ¡Adioooooooooooooooos!-
- ¡Adioooooooooos, Cariiiiiii, adioooooooooooooos!...

…Adiós..., Rabia..., adiós-.