sábado, 15 de febrero de 2014

Voy a ver si funciona esto...

A ver, es sábado por la tarde. El momento de la semana que menos me gusta con diferencia.

¿Por qué?


  • De niña, porque me aburría.
  • De pre-adolescente, porque mis hermanos salían y me aburría.
  • De adolescente, por la expectativa no cumplida que me generaba la noche inminente.
  • De jovenzuela, pues porque el plan nocturno me provocaba cierto desasosiego.
  • De joven (no me gusta el jardín de denominaciones temporales en el que me he metido), por algo parecido a lo anterior... y ahora que me percato, creo que no evolucioné demasiado entre estas dos etapas aleatoriamente denominadas de mi vida en lo que a este aspecto sabadil, se refiere.
  • De ahora, y así neutralizo la denominación de este periodo en el que me hallo, pues creo que porque no he superado la manía que le cogí a las tardes de sábado en mis etapas anteriores... porque el ambiente de los sábados por la tarde se me espesa.


El caso es que esta mañana ahí estaba yo vanagloriándome con amigos de mi reciente valentía por publicar en Facebook algunos escritillos que voy gestando, cuando uno de ellos me dice: - Pues hazte un blog-.

Y no es por ser obediente, pero era algo que me rondaba la cabeza desde que hace ya tiempo estoy enganchada a unos cuantos de ellos; se acentuó algo después con un curso de Escritura Creativa que hice por puro placer y por contradecirme y ponerme a prueba (etapas de "voy a hacer cosas que no habría hecho nunca si me dejan pensarlo un poco"). Además, hoy se me ha ocurrido el blogginombre mientras me enjabonaba en la ducha.

No lo traía como tarea, lo de materializar el blog. Simplemente estaba echando un ojo perezoso por la red cuando el cóctel de estímulos previamente enumerado ha reaccionado. Sé que en otros lares físicos, temporales y mentales un choque similar de hechos y pensamientos ha dado a luz teorías que han cambiado el orden de la humanidad. En mi caso, se trata de un pequeño paso para la humanidad, pero uno grande para mí.

Dejémonos de épica, que no es para tanto: conozco mi ausencia de constancia con según que cosas y también mi autoexigencia y sentido de la obligación: simplemente es sábado por la tarde y me quería entretener.

-Fin de la cita-

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