viernes, 4 de abril de 2014

Cigarrillos electrónicos

Es la primera vez que lo veo sonreír, aunque bajo sus ojos se mantiene la sombra de preocupaciones pasadas pero recientes.
El escenario no ha cambiado mucho: la misma fachada, la misma luna que vivió despacito su particular tiempo de destape de anuncios de ofertas inmobiliarias, la misma pantalla de ordenador en la que, ansioso, lo veía clavar los ojos, seguramente en busca de presas en forma de casas vacías…
Me sorprende, eso sí, la nueva luz que le da al local la pintura clara de sus paredes y ese, para mi, desconocido desparpajo con que le estará explicando al primer cliente que he visto por allí en años en qué consiste eso del “vapeo”.

Me río para mis adentros mientras continúo por mi acera, sin tener muy claro aun qué es exactamente lo que me hace gracia, pero algo que dice que tiene que ver con que, entre su antes y su después, no hay mucha diferencia.


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